CALÍGRAFO CASTELLÓN EXPERTO EN PERICIA CALIGRÁFICA Y GRAFOLÓGICA. ELABORACIÓN DE PERITACIONES CALIGRÁFICAS Y GRAFOLÓGICAS. PERITO JUDICIAL CALÍGRAFO EN CASTELLÓN DE LA PLANA, DOCUMENTOSCOPIA. ADVERACIÓN TESTAMENTOS OLÓGRAFOS EN CASTELLÓN
En Calígrafo Castellón de la Plana https://gabinetepericialcesarcm.es/ , pasamos ahora a tratar las diferencias entre un perito calígrafo y un grafólogo. Damos por supuesto que la mayoría de los letrados y de las personas medianamente cultas conocen perfectamente cuál es esa diferencia y no caen en el burdo error de suponer identidades entre las dos materias.
La palabra grafología significa, etimológicamente, conocimiento de la escritura (grafo = escrito; logos = conocimiento), y ello podría determinar quizás el erróneo concepto de que abarca un mismo o parecido campo de aplicación que el peritaje caligráfico. Nada más lejos de la verdad pues un abismo separa ambas disciplinas. No pretendemos minimizar a la grafología, que ya tiene bastantes problemas con la proliferación de audaces que emplean mal sus posibilidades, sino sólo señalar el posible motivo de la confusión para luego diferenciarlas radicalmente.
Trato de sintetizar, podríamos decir que la grafología indaga o establece el carácter de una persona (como en test proyectivo dentro de la psicometría normal o patológica), el estado anímico y aun las disposiciones psíquicas del escribiente, mientras que la pericia caligráfica busca la individualización del autor de un escrito. La grafología puede indicar cómo es la personalidad psíquica de tal persona; la pericia caligráfica en Castellón indica si tal persona es o no es la autora de tal o cual escritura, entre otras cosas.
Pero la grafología y la pericia caligráfica tienen algo en común: ambas estudian la escritura; ambas observan los mismos elementos aunque con distinto objetivo y criterio; ambas se prestan a la interpretación del observador o del experto. Pero también tienen muchas diferencias: la pericia caligráfica es prueba en juicio, la grafología podrá ser quizás un elemento de juicio personal; la primera tiene el nivel de carrera universitaria, la segunda no, por lo menos en España; la pericia caligráfica se aplica en todo el mundo con similar metodología, instrumental y alcance, mientras que la grafología es una disciplina influenciada por múltiples escuelas, matices e interpretaciones; el mal uso o el abuso de la pericia caligráfica puede significar perjuicios que van hasta la pérdida de la libertad de una persona, y el abuso de la grafología sólo puede ocasionar la pérdida de prestigio del profesional que equivoca la disciplina a emplear.
Por supuesto, hay que distinguir netamente la grafología seria y científicamente aplicada de la chabacanería de los grafólogos de salón o de comportamiento meramente comercializado. Nos referiremos sucintamente al primer caso, es decir, a la grafología científicamente esgrimida y a su relación con la pericia caligráfica.
Un perito calígrafo en Castellón que actúa a conciencia, debe limitarse a analizar y a observar las diferencias o las concordancias que ofrecen dos escritos que le son presentados: uno dubitativo y uno indubitado. No debe jamás tomar partido por una parte o por otra para no ser inconscientemente influenciado por factores extraños a la objetividad más pura. Si un perito calígrafo conoce grafología, existe el peligro real de que al examinar un escrito, advierta en él elementos o síntomas de una personalidad proclive al delito, por ejemplo, y ello influya en una atribución de autoría o no, según convenga a ese esquema mental formado por sus conocimientos grafológicos; y eso es precisamente lo que con mayor fervor debe evitar un perito calígrafo: ser influenciado o inducido por elementos extraños a su ciencia. Para dar una idea de cómo debe evitarse cualquier influencia extraña, se comenta que cuando un perito calígrafo interviene en un caso judicial y dispone del expediente respectivo, debe limitar en lo posible un conocimiento directo del caso para no caer en una posición parcial que puede ser errónea o deformada. Que después de llegar a la conclusión pericial se interese por el episodio que se discute en los autos, es perfectamente normal y humano, pero cuando efectúa el estudio debe estar lo más independizado posible de los valores en litigio y de las razones aportadas por las partes que en él intervienen. Esa es la norma y así lo aconseja la prudencia técnica.
Podrán existir, sí, peritos calígrafos que también son grafólogos. Pero cuando actúan como calígrafos deben desprenderse en absoluto de todo contacto, aún mental, con la otra materia que conocen, aun en detalles tan nimios, aparentemente, como la terminología que usan una y otra disciplina. Deben recordar siempre que la aplicación simultánea de ambas puede producir preconceptos o apreciaciones que atentan contra la imparcialidad del examen rigurosamente científico.
Viene al caso recordar que en el Vº Congreso Nacional de la American Society of Questioned Documents Examiners, realizado en San Francisco (California, USA) en 1967, y al que asistiera el autor de este trabajo, expusieron durante un día completo de sesiones, autoridades en la materia tales como Albert Osborn, Harris, Mary Beacon y Lucile Beck, mundialmente reconocidos como los autores de los más completos estudios sobre los peligros del uso de la grafología en el examen de documentos cuya autoría se cuestiona. Son dos disciplinas autónomas que no deben confundirse jamás pues en la mayoría de las veces una es antagónica de la otra. Lamentablemente, como los estudios grafológicos son más fáciles de seguir que los periciales caligráficos, al punto que en la Argentina los institutos privados que otorgan certificados de grafólogos y/o peritos grafólogos, no exigen a sus alumnos siquiera ningún comprobante de estudios previos, secundarios ni primarios, son muchos los idóneos en peritaje caligráfico que han estudiado sólo grafología, aun por correspondencia, y aplican desaprensivamente sus conocimientos de caracterología en los peritajes encomendados, quizás, por un juzgado penal. Las consecuencias de ello puede ser un delincuente en libertad o lo que es peor, un inocente en la cárcel.
Para terminar y para dar una clara idea de que no existe otro contacto entre la grafología y la pericia caligráfica que el mero hecho de estudiar o analizar ambas un mismo objeto, la escritura humana, nos remitimos a la definición más general que de la grafología dan sus más renombrados cultores: Estudio de la psiquis a través de la escritura. Y, en el otro extremo, es decir, en la pericia caligráfica a nivel científico universal, citamos lo dicho en la conferencia de Albert D. Osborn (apellido éste que ningún perito calígrafo Castellón y ni siquiera ningún estudiante de la carrera de calígrafo público desconoce, por ser su padre, Albert S. Osborn, el autor del más consultado volumen en la materia, Questioned Documents), que hemos citado más arriba como pronunciada en San Francisco: pero esos adivinos entran en los Tribunales de justicia y pueden causar mucho daño, refiriéndose a un grafólogo de Newark (N.Y.) que se presenta a sí mismo como experto en documentos; y sobre todo anatematizando la incursión de los grafólogos en pericia caligráfica. Esa conferencia fue lapidatoria para esa actuación y tuvo ribetes de comicidad por los casos concretos que en ella se relataban, pero si se tiene en cuenta el nombre de su autor y de quienes eran citados o se encontraban presentes, cabe aceptar, con Osborn, que nada puede hacer la grafología en el campo de la determinación de autoría gráfica de manuscritos, y que los jueces deben impedir tal confusión de técnica aplicable. Damos por entendido el concepto de que la grafología es tan extraña a la investigación de adulteraciones o a los otros tópicos que pueden abarcar la pericia caligráfica, como puede serlo la astrología, como dijera Osborn.
Son muchos los casos que desgraciadamente conocemos directamente de conductas judiciales erróneas y que basaron su error en los dictámenes que con apariencias formales de pericias caligráficas presentaron grafólogos inscriptos (a falta de calígrafos auténticos), como peritos calígrafos. En las provincias argentinas lamentablemente falta aún un largo camino por recorrer para que se cumplan los preceptos generales del CPCC, en cuyo artículo 464 se lee: Si la profesión estuviese reglamentada, los peritos deberán tener título habilitante en la ciencia, arte, industria o actividad técnica especializada a que pertenezcan las cuestiones acerca de las cuales deban expedirse. En caso contrario, o cuando no hubiere peritos en el lugar del proceso, podrá ser nombrada cualquier persona entendida, aun cuando careciere de título de Perito Calígrafo en Castellón.
Gabinete de Pericia Caligráfica y Propiedad Industrial https://peritopropiedadindustrial.com/ en Castellón de la Plana.